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Módulo 1:
Gestión Emocional I:
Relacionarse con uno mismo

• Objetivos:

•  Tomar conciencia de las emociones propias y ajenas.

•  Ser capaces de aceptar cumplidos y críticas.

• Ser capaces de realizar peticiones de manera adecuada.

• Ser capaces de manejar situaciones difíciles de manera adecuada.

• Entrenar la autorregulación emocional.

• Practicar herramientas de autorregulación emocional.

• Mejorar la escucha activa.

• Ser capaz de expresar lo que pienso y lo que siento de la manera adecuada (asertividad).

• Mejorar las habilidades necesarias para expresarse en público.

• Mejorar las habilidades de comunicación interpersonal.

El conocimiento de las propias emociones

El reconocimiento de las emociones ajenas (empatía)

Es la capacidad para conocer y entender las propias emociones y su efecto sobre otras personas. Esta capacidad resulta crucial para la comprensión de uno mismo. La incapacidad para comprender nuestros verdaderos sentimientos nos deja a su merced.

Nos permite darnos cuenta que uno se encuentra enfadado, triste o ansioso, supone el primer paso para intentar cambiarlas.

Ser conscientes de las propias emociones es la competencia emocional básica sobre la cual se construyen las demás.
 
 

La capacidad de controlar las emociones (autocontrol)
El autocontrol es la tendencia a pensar antes de actuar y a reservarse los juicios. Constituye la habilidad para controlar y/o reorientar los propios estados de ánimo perjudiciales.

La necesidad de autocontrol se pone de manifiesto cuando las emociones, en principio positivas, se ponen en marcha con excesiva frecuencia, duración o intensidad e influyen negativamente en el bienestar personal.

Resulta muy ilustrativa la frase: “cualquiera puede enfadarse, eso es algo muy sencillo. Pero enfadarse con la persona adecuada, en el grado exacto, en el momento oportuno, con el propósito justo y del modo correcto, eso, ciertamente, no resulta tan sencillo”. Es aquí donde el autocontrol juega un papel fundamental.
La empatía es la habilidad para conocer y entender las emociones de los demás. Supone la capacidad de ponerse en el lugar del otro, como si estuviera en la piel del otro.

Comportarse de forma empática es poder captar la emoción que vive la otra persona, a través de sus gestos, de su expresión corporal y de lo que nos dice, así como compartir con ella esa emoción.

No es frecuente que las personas formulen verbalmente sus emociones. La mayor parte de los mensajes emocionales son de naturaleza no verbal. La clave que nos permite acceder a las emociones de los demás radica en la capacidad para captar los mensajes no verbales: el tono de voz, los gestos, las expresiones faciales, etc.
Cuando las palabras de una persona no coinciden con el mensaje que nos transmite su tono de voz, gestos u otros canales de comunicación no verbal, la realidad emocional no debe buscarse tanto en el contenido de las palabras como en la forma.

La conciencia de uno mismo es la facultad sobre la que se erige la empatía, puesto que, cuanto más abiertos estamos para captar nuestras propias emociones, más habilidad tenemos para captar y comprender las emociones de los demás.

Resulta fundamental el desarrollo de esta capacidad ya que, la raíz del afecto sobre el que se asienta toda relación humana nace de la empatía, de la capacidad para sintonizar emocionalmente con los demás.

En la medida en que seamos capaces de que nuestro alumnado se ponga en el lugar del otro, vamos a estar evitando la aparición de conflictos interpersonales, o cuanto menos, vamos a facilitar que se solucionen de la forma más positiva posible.

 

La empatía es la habilidad para conocer y entender las emociones de los demás. Supone la capacidad de ponerse en el lugar del otro, como si estuviera en la piel del otro.

Comportarse de forma empática es poder captar la emoción que vive la otra persona, a través de sus gestos, de su expresión corporal y de lo que nos dice, así como compartir con ella esa emoción.

No es frecuente que las personas formulen verbalmente sus emociones. La mayor parte de los mensajes emocionales son de naturaleza no verbal. La clave que nos permite acceder a las emociones de los demás radica en la capacidad para captar los mensajes no verbales: el tono de voz, los gestos, las expresiones faciales, etc.
Cuando las palabras de una persona no coinciden con el mensaje que nos transmite su tono de voz, gestos u otros canales de comunicación no verbal, la realidad emocional no debe buscarse tanto en el contenido de las palabras como en la forma.

La conciencia de uno mismo es la facultad sobre la que se erige la empatía, puesto que, cuanto más abiertos estamos para captar nuestras propias emociones, más habilidad tenemos para captar y comprender las emociones de los demás.

Resulta fundamental el desarrollo de esta capacidad ya que, la raíz del afecto sobre el que se asienta toda relación humana nace de la empatía, de la capacidad para sintonizar emocionalmente con los demás.

En la medida en que seamos capaces de que nuestro alumnado se ponga en el lugar del otro, vamos a estar evitando la aparición de conflictos interpersonales, o cuanto menos, vamos a facilitar que se solucionen de la forma más positiva posible.
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